Comentario
Además de las obras agrícolas, los incas desplegaron una inmensa actividad constructiva que perseguía objetivos políticos y de conquista, pero también de unificación. Y así nos encontramos ante caminos y calzadas para la rapidez de las comunicaciones y para la pronta movilidad de las tropas; ante depósitos y almacenes desde donde se distribuía lo necesario a cualquier rincón del imperio; ante baluartes y fortalezas para sostener las conquistas; ante templos dedicados al sol, el culto oficial del imperio que no solamente servía como elemento legitimador del poder absoluto del monarca sino también como vínculo entre todos los componentes del Estado; y, por supuesto, ante impresionantes palacios acordes con la jerarquía de sus ocupantes.La arquitectura inca es fundamentalmente lítica, pero con su característico pragmatismo se adaptaron en la costa a las formas tradicionales del adobe. Los paramentos de piedra se diferencian según la finalidad de la construcción y el tipo de material empleado. Por ejemplo, los muros de corrales y de habitaciones campesinas se hacían con piedras sin trabajar, superpuestas y ajustadas con piedrecillas; es la pirca. Se cubrían con techo a dos aguas de ichu, la hierba dura de la puna, sostenido por un armazón de palos.Para la gran arquitectura se utilizaban piedras seleccionadas y bien talladas. Para fortalezas se prefería el aparejo poligonal, trabajando cada piedra de forma individual para que sus ángulos encajasen perfectamente con los de sus vecinas. En las bases de estos muros aparecen verdaderas piedras ciclópeas, de varias toneladas de peso, cuyo ejemplo más conocido es la fortaleza de Sacsayhuaman. Los palacios y edificios religiosos se hacían con piedras regulares, colocadas en perfectas hiladas horizontales que presentan siempre un aspecto completamente liso al exterior. En los muros curvos el ajuste y la colocación de las piedras seguía siendo perfecto, sin existir el menor resquicio entre las mismas. El acabado final se conseguía por frotamiento con arena humedecida. Un tipo de aparejo muy característico es el de piedras almohadilladas, que se utilizó tanto para andenes de cultivo como para edificios y que bajo la dura luz del altiplano produce un interesante efecto visual. Los edificios incaicos tienen además otra serie de características peculiares que les confieren un estilo inconfundible. Los muros se hacían siempre con un ligero talud, que proporciona un cierto aspecto macizo. Los vanos tienen forma trapezoidal y en el interior de las habitaciones aparecen nichos u hornacinas, también trapezoidales. A pesar de la magnificencia de los muros líticos, los palacios se techaban también con madera e ichu, y hasta el templo mayor de Cuzco se cubría así. Cuzco, la capital del imperio fue completamente remodelada por Pachacutec a mediados del siglo XV, sobre un plano que tiene que ver poco con el resto de las urbanizaciones incaicas. La ciudad se estructura sobre la base de dos diagonales que se cruzan en la plaza central formando así cuatro barrios. Del centro de la capital partían también las rutas que conducían a las cuatro regiones del imperio.En el norte dominaba la fortaleza de Sacsahuaman, que alojaba el centro político-militar del Estado y cuyo plano se ha identificado con la cabeza de un puma o la de un halcón con las plumas erizadas, mientras que el resto de la ciudad sería el cuerpo de dicho animal. La asociación del felino con el halcón se remonta incluso a tiempos formativos. Se trataba tal vez de asimilar la ciudad a algún animal mítico de particular importancia en cuanto a su simbolismo. Los palacios cuzqueños son innumerables y son de hecho los cimientos de la ciudad colonial. Destaca siempre en ellos la perfección de su construcción en un carácter muy sobrio, reduciéndose los elementos decorativos a los típicos nichos y a algunos raros motivos en relieve de pumas y serpientes de pequeño tamaño.